A pesar de que el verano aún no llega, comienzan los preparativos en diversas regiones para dar frente no solo al aumento en las precipitaciones, sino también a las potenciales amenazas de ciclones tropicales, sin embargo, es común confundirse entre la temporada de lluvias y la temporada de huracanes, ya que son fenómenos bastante conocidos, pero que tienen características y efectos diferentes.
Temporada de lluvias es un fenómeno recurrente
El Centro Nacional de Prevención y Desastres (Cenapred), define la temporada de lluvias como un periodo del año en el cual las precipitaciones aumentan considerablemente. Este fenómeno es común en muchas partes del mundo, como América Latina, el sudeste asiático y ciertas regiones de África.
En el caso de países como México y Colombia, la temporada de lluvias suele extenderse de mayo a octubre. Durante estos meses, es habitual experimentar lluvias frecuentes e intensas, acompañadas a menudo de tormentas eléctricas.
Las causas de la temporada de lluvias varían según la región. En Asia, por ejemplo, el monzón es el responsable principal, trayendo consigo masas de aire húmedo que provocan lluvias copiosas. En los trópicos, la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) juega un papel similar, moviéndose con las estaciones y llevando consigo precipitaciones abundantes.
Temporada de huracanes: una amenaza específica
Por otro lado, la temporada de huracanes se refiere al periodo en el cual las condiciones atmosféricas son más favorables para la formación de ciclones tropicales, incluyendo tormentas tropicales y huracanes. En el Atlántico, esta temporada abarca desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre, con un pico de actividad entre agosto y octubre.
Los huracanes se forman sobre las aguas cálidas del océano, donde la baja cizalladura del viento permite que las perturbaciones tropicales se desarrollen y se intensifiquen.
Estos fenómenos pueden tener efectos devastadores, no solo por las lluvias intensas que traen, sino también por sus vientos huracanados y marejadas ciclónicas que pueden causar inundaciones severas y daños estructurales importantes.
Diferencias claves y preparativos
La principal diferencia entre estos dos fenómenos radica en su naturaleza y alcance. Mientras que la temporada de lluvias implica un aumento general de las precipitaciones, la temporada de huracanes se refiere a la formación de ciclones tropicales específicos que pueden ser extremadamente destructivos.
Para las comunidades en riesgo, es crucial entender estas diferencias para prepararse adecuadamente. Durante la temporada de lluvias, se deben tomar medidas para prevenir inundaciones y deslizamientos de tierra. En cambio, durante la temporada de huracanes, la preparación incluye no solo medidas contra las inundaciones, sino también planes de evacuación y reforzamiento de estructuras ante la posibilidad de vientos fuertes.